divendres, de juliol 28, 2006

INESPERADO... Y PERFECTO. Cap9

INESPERADO... Y PERFECTO (24.7.06)

Disclaimer: Card Captor Sakura pertenece a Clamp.

Capítulo 9: Sorpresas

Tomoyo acababa de vaciar la última caja que había traído el camión de las mudanzas dos días antes.

Finalmente, Touya y Tomoyo estaban oficialmente viviendo juntos.

FLASHBACK

Una semana antes...

Un sollozo se escuchó por toda la habitación, seguido de un fuerte quejido.

Sonomi lloraba en brazos de Fujitaka, quien la abrazaba para confortarla. La empresaria le había dado un buen golpe al instalar su dura cabeza en su pecho, provocando que el profesor soltara un gemido de dolor.

Touya y Tomoyo habían dejado de besarse cuando escucharon al hombre, y se giraron para ver qué ocurría. Sonomi había empezado a llorar cuando Touya había informado de la inminente boda. Las lágrimas no eran más que la forma de expresar la felicidad que sentía al descubrir que su única hija se había comprometido.

Empujando a Fujitaka para separarse de él, Sonomi se fue hasta el sofá en el que su hija y su prometido seguían abrazados para echarse sobre ambos jóvenes, arropándolos y salpicando besos en sus cabezas.

“¡Qué feliz, qué feliz! Oh, Taka... estoy tan feliz...”, repetía incansablemente Sonomi, que había agarrado a Fujitaka para que se uniera al achuchón.

FIN DEL FLASHBACK

Y el ajetreo había vuelto a la familia Kinomoto.

El anuncio del compromiso entre Tomoyo y Touya fue recibido con enorme sorpresa entre amigos y familiares, pero con mucha alegría por parte de todos.

Aquellos que habían intuido la creciente complicidad entre los prometidos, habían acompañado sus congratulaciones con expresiones como ‘notaba que había algo especial entre vosotros’ de parte de Eriol, un ‘ya era hora de que te dieras cuenta de la mujer que tenías debajo de tus narices’ de un risueño Yukito, el típico ‘no me lo esperaba, pero ahora que me fijo, estáis hechos el uno por el otro’ de Meiling y el ‘por fin has echado un polvo’ de la descarada Nakuru.

Los planes y los cambios empezaron prácticamente al instante. Sonomi terminó de abrazar a su hija y a su futuro yerno, quienes se volvieron a besar fogosamente cuando fueron soltados. Fujitaka los miraba con un evidente gesto de alegría en su rostro, demostrando la felicidad que la noticia le causaba.

Aquella tarde, después de la comida, la pareja no se separó ni un momento. Sonomi, impaciente, pidió lápiz y papel a una de sus sirvientas cuando habían servido los postres, y empezó a hacer una lista de todo lo que se necesitaba para preparar la boda que Tomoyo deseaba.

FLASHBACK

“Primero... el vestido”

“Ya tengo el diseño, mamá... y yo misma lo confeccionaré”

“OK. Segundo... el esmoquin”

“¿No puedo usar el de la ceremonia de ayer?”

“No”, advirtieron las dos mujeres a la vez. Touya decidió que la mejor opción era quedarse callado hasta que alguien le diera permiso para hablar.

“Siguiente... templo y restaurante”

“Mamá... aún no hemos tenido tiempo para hablar sobre estas cosas... Hace hora y media que estamos comprometidos. No hemos decidido si queremos celebrar una boda por todo lo grande..."

“Como debe ser...”

“... o una boda íntima, con pocos invitados... que, por cierto, creo que es la opción más indicada.”

“¿Por qué?”

“Porque es como yo desearía celebrar mi matrimonio”

“Pero, Tomoyo...”

“Yo también prefiero una boda íntima, Sonomi” Touya interrumpió la discusión entre madre e hija.

“Creo que será mejor que os deje que lo penséis...”

“Ya está decido, mamá. Boda íntima.”

“Está bien...”, se rindió. “¿Dónde os gustaría celebrarla?”

“Aquí”, dijo Tomoyo tras una breve pausa.

“¿Aquí?”, cuestionaron los otros tres presentes en la sala a la vez.

“Sí.” Tomoyo entrelazó sus manos con las de Touya, “El jardín es enorme, y tiene mucho espacio. No lo aprovechamos lo suficiente... Podríamos poner sillas para los asistentes y un pequeño altar hecho de flores... La recepción tendría lugar también en el jardín, o podríamos colocar mesas en el salón. Si es una boda pequeña, no habrá muchos invitados... Todos cabrán perfectamente. Y, después del almuerzo, podemos dirigirnos a la pista de baile que hay instalada cerca del lago... Touya... será simplemente perfecto.”, susurró.

Touya la miraba emocionado. Si, su boda sería perfecta.

“Y, cuando anochezca, bailaremos bajo la luz de la luna y de las estrellas...”

“¿Has apuntado todo eso, Sonomi?”, preguntó Touya.

Sonomi fue apartada de su ilusión: ya se imaginaba la fiesta.

“Sí... Esa es, sin duda, la boda perfecta”

FIN DEL FLASHBACK

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Las invitaciones ya habían sido enviadas. Muy pocos fueron los afortunados que asistirían a la ceremonia: sólo familia directa y amigos más íntimos. No serían, por tanto, más de veinticinco personas.

Sonomi había anunciado que se tomaría un descanso en el trabajo para ayudar con los preparativos, pues decía que, al no estar Sakura, y la incapacidad de tomar decisiones de los hombres, ella asistiría a su hija. Tenía pensado volver a la empresa una vez Tomoy estuviera ya en su luna de miel.

Sonomi volvió a provocar una grata sorpresa en la pareja con su regalo de bodas: una casa. Tanto Touya como Tomoyo se habían negado a aceptarla en un inicio, pero ambos habían terminado accediendo pues tenían conocimiento de que, por el momento, con sus salarios, no sería posible comprar un hogar en el que convivir.

La casa estaba situada a medio camino de la mansión Daidouji y de la casa de los Kinomoto. Se trataba de una vivienda seminueva de dos plantas, con sótano y un pequeño garaje, rodeada por un precioso jardín.

En la planta baja se encontraban el recibidor, el salón, el comedor, la cocina, un baño, además de una puerta que daba al sótano. El comedor estaba perfectamente iluminada por los grandes ventanales, uno de ellos tenía una puerta de cristal que daba a la parte posterior del jardín. La cocina estaba totalmente equipada y el baño era pequeño, con una diminuta ducha.

En el segundo piso estaban las habitaciones y dos baños más. La habitación principal era una suite, es decir, con un baño incorporado. El cuarto tenía un balcón, por el que se podía acceder por dos ventanas. El baño tenía una ducha con mamparas de cristal y una gigantesca bañera ovalada, que seguro sería la delicia del matrimonio.

Cuando la pareja lo había visto, al visitar su nuevo hogar con Fujitaka y Sonomi, se habían mostrado muy asombrados:

FLASHBACK

“Mamá... esto es demasiado... No podría aceptarla.”

“Tonterías... eres mi hija y este es mi regalo...”

“Pero es mucho, Sonomi.” declaró Touya. “Es una casa preciosa, y estoy seguro que sería magnífico vivir aquí, pero encuentro que es demasiado... grande...”

“Eso es para que haya espacio... para cuando tengáis hijos...”

Tomoyo había reído.

“Aún no hemos hablado de hijos...”, le dijo a su madre.

“Pero ya estaréis practicando, ¿no?”, cuestionó divertida.

Su hija había preferido no dar respuesta a esa pregunta.

“¿Y qué piensas del jardín, Tomoyo?”, dijo Fujitaka, intentando disipar la tensión entre madre e hija.

“Es maravilloso...”

“Imagínalo lleno de flores y de arbustos, algún árbol para que de sombra...”, añadió Sonomi. “No me puedes rechazar un regalo, cariño.”

“Está bien...”, cedió la muchacha.

FIN DEL FLASHBACK

Y otro regalo que recibieron fue el de Fujitaka: una luna de miel. El profesor había creído que lo más oportuno era un lugar cálido y paradisíaco, por lo que se decidió por un viaje a las fantásticas islas Maldivas.

Y un montón de regalos más fueron entregados a la enamorada pareja.

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Tomoyo estaba sentada al pie de su cama... Su cama de matrimonio...

El mismo Yukito, que se había decantado por la fabricación de muebles y el diseño de interiores, la había diseñado para ellos. Era un modelo único, hecho expresamente para sus amigos. El mueble era muy sencillo, pero para ambos tenía un gran significado.

En esa cama compartirían todas sus noches. En ella harían el amor y se repartirían el desayuno a la mañana siguiente. Allí pasarían las lluviosas tardes de domingo, y sus aniversarios de boda, y celebrarían en la intimidad sus cumpleaños. En esa cama concebirían a sus hijos.

Tomoyo decidió que debía parar de pensar y continuar con la mudanza. Sin embargo, sus recuerdos no paraban de ocupar sus pensamientos...

Una vez entregadas las llaves, Tomoyo y Touya no tardaron en traer todas sus pertenencias. Al principio, Tomoyo había creído que era inadecuado establecerse inmediatamente en la casa, pero las habilidades persuasivas de su prometido eran infalibles. Se sonrojaba al evocar lo que Touya había hecho para convencerla.

FLASHBACK

Touya había vaciado el coche después de una hora de transportar las cajas hasta dentro de la casa. Tomoyo le ayudaba con las menos pesadas y le iba guiando, señalando en que habitación tenía que ir cada una de ellas.

Tomoyo se había quedado dentro del baño de la habitación principal, colocando las toallas y los productos de belleza en los armarios y cajones. Desde la pequeña ventana que daba al exterior, pudo oír a Touya aparcar el coche en el garaje.

Ya había ordenado los armarios, cuando Touya entró al baño, sacándose su camisa sudada. Tomoyo observaba extasiada su cuerpo por el espejo, entreteniéndose en la línea de vello que recorría su estómago desde el ombligo hasta perderse bajo la tela del pantalón...

Touya había visto cómo le miraba, y empezó a desabrocharse el cinturón, y desató sus ajustados pantalones, dejándole sólo en calzoncillos. Tirando las prendas a un lado, Touya se dirigió hasta la ducha, permitiendo que Tomoyo suspirara por su tremendo trasero. El agua empezó a caer, produciendo una nube de vapor entre las acristaladas paredes que dejaban ver el interior.

“Tomoyo... ¿por qué no quieres venirte a vivir aquí hasta la boda?”

“No lo encuentro adecuado... no estamos casados aún...”

“Siempre tan correcta...”

“No siempre”, flirteó.

“Es que me siento muy solo... llevo una noche aquí, durmiendo solo... Necesito tu compañía...”, Touya rodeó la cintura de Tomoyo, mirando el precioso rostro que se reflejaba en el espejo. Apartó el pelo de su cuello y lo empezó a besar.

El olor a menta volvía a embriagarle...

‘Es inevitable... Esta mujer me tiene loco’

Comenzó a darle pequeños mordiscos en el lóbulo de su oreja, provocando que Tomoyo perdiera su autocontrol y tuviera la imperiosa necesidad llevar sus manos hasta el cuerpo de Touya, quien estaba completamente acoplado a ella. Sus manos dieron con las pronunciadas curvas que eran sus perfectas nalgas. Poco a poco, empezó a bajarlas, rozando la tela de su ropa interior, hasta que llegó a dar con su piel. Continuaba con su recorrido, bajando sus manos traviesas hasta la parte de atrás de las rodillas del hombre... Para poder llegar a ellas, Tomoyo necesitó agacharse lentamente... su propio trasero conectando con su creciente miembro, que se había vuelto un activo participante.

Las cosquillas hicieron que perdiera el equilibrio, doblando sus rodillas levemente... su pecho rozándose con la espalda de Tomoyo. Sus miradas encajaron en sus figuras reflejadas, que se miraban intensamente, sin apartarlas del otro.

Tomoyo vio cómo Touya dejaba que sus manos abandonaran su fina cintura para ascender hasta sus pechos, que sobresalían vigorosos por la estrecha camisa que la joven había llevado durante la mudanza. El masaje empezó tímidamente, los dedos de Touya pellizcando con cuidado los erguidos pezones que se distinguían a través de la tela, pues la muchacha no llevaba sujetador.

Fijándose en el reflejo, Touya fue desabrochando los botones de la camisa hasta abrirla, mirando los turgentes pechos... Se separó de su espalda para deshacerse de la prenda, descubriendo sus hombros, mordiéndolos débilmente. Las palmas retornaron a esos pequeños montes, formando círculos en la oscurecida piel de sus aureolas, endureciendo aún más sus pezones y erizando su acalorada piel.

Tomoyo no pudo soportarlo y se inclinó sobre el mármol blanco, suplicándole a Touya entre suspiros que la desnudara... que la amara.

Las palabras de Tomoyo cegaron al hombre de pasión, encendiendo su cuerpo hasta los límites de la cordura. Girando a Tomoyo, la sentó sobre la fría superficie y le bajó sus braguitas, para, a continuación, abrir las piernas de la mujer.

La joven lo acercó a su cuerpo, sus pezones contra su musculoso pecho, sintiendo el viril miembro contra su humedecida obertura. Introdujo su mano derecha dentro de los calzoncillos, agarrándolo sin pudor. La mano izquierda, en cambio, bajaba torpemente el borde de sus bóxers.

Sin esperar más, una vez liberado, Touya entró en Tomoyo. Las salvajes embestidas enloquecían a la muchacha, que articulaba sonidos guturales mezclados con palabras impronunciables. Su respiración se había vuelto irregular, y su mente había sido invadida por chispas de colores y estrellas fugaces.

Un empujón feroz le hizo perder el control de su cuerpo. Sus piernas se enrollaron alrededor de la cintura de Touya, variando el ángulo de su cuerpo y haciendo que la fricción aumentara de intensidad.

Las luces y las estrellas estallaron...

Y el agua de la ducha seguía corriendo.

FIN DEL FLASHBACK

Apartando sus recuerdos más eróticos, y continuando con su tarea, Tomoyo revivía la conversación que había mantenido con Sakura por teléfono dos días después de la boda, ya que ésta estaba de luna de miel.

FLASHBACK

Tomoyo abría la puerta principal de la casa de los Kinomoto, pues tenía una cita con Touya esa noche.

‘Nuestra primera cita...’

“Pues aquí todo está muy bien, hija...”

La voz de Fujitaka llegó a los oídos de Tomoyo desde el despacho del profesor. Unos pasos hicieron que la joven alzara sus ojos, viendo a su prometido, vestido con unos pantalones oscuros y una fresca e informal camisa blanca de manga corta, bajar por las escaleras.

Tomoyo se había pasado casi dos horas para escoger el modelo perfecto que quería lucir esa noche. Quería impresionar a Touya. Había optado por un top palabra de honor que se ajustaba alrededor de su pecho y que caía libremente hasta su cintura. Había escogido unos pantalones pirata negros, que dejaban ver sus rodillas y embellecían aún más, si era posible, su esbelta figura. Las piernas se veían bronceadas y largas con esos pantalones y los zapatos de tacón que se anudaban en sus tobillos, mostrando sus pequeños dedos. El pelo de Tomoyo revoloteaba sobre sus hombros.

Touya la miraba, y reconocía que se veía como una diosa. Aproximándose a ella, Touya acarició unos de los oscuros mechones de pelo, colocándolo detrás de su oreja. Le sonrió y, tímidamente, la besó en los labios.

Antes de que pudieran continuar con su fogoso beso, la voz de Fujitaka volvió a escucharse entusiasmada.

“¿Quieres hablar con tu hermano?” Hubo una breve pausa, y entonces el hombre anunció: “Espera un momento, que voy a buscarlo. Debe de estar arreglándose en su habitación...”

Se oyó como Fujitaka soltaba el auricular, y la pareja vio al hombre salir de su estudio.

“Estáis aquí... Oh, Tomoyo, cariño... Buenas noches.” Fujitaka se acercó inmediatamente a besar su mejilla. Se dirigió a Touya: “Tu hermana quiere charlar contigo”

Tomoyo se quedó con Fujitaka, mirando a Touya ir hacia el despacho y empezar a hablar con Sakura.

“¿Por qué no vas a saludarla tú también, Tomoyo?”

Tomoyo asintió su cabeza y, con otro beso, se despidió del sonriente hombre, que también se marchaba a cenar, él con Sonomi en la mansión. Lo vio ponerse la chaqueta, pues esa noche refrescaba un poco, y marcharse por la puerta.

Dejando sobre el sofá el bolso blanco que llevaba consigo, Tomoyo se fue hasta el despacho, y vio a Touya sentado en la silla de su padre, su cuerpo inclinado hacia delante, con sus codos apoyados en la mesa, y su cabeza ladeada, agarrando con el hombro el teléfono.

Touya escuchó a su prometida entrar en la puerta, y se giró sobre la silla.

“¿Quieres hablar con Tomoyo, Sakura? La tengo aquí mismo... Muy bien, y protégete del sol... no te queremos roja como un cangrejo... Muchos besos... Sí, sí... Adiós...”

Touya separó el auricular de su oreja, y palmeó su pierna derecha, indicando a Tomoyo que se sentara sobre él, mientras su otra mano sujetaba el teléfono. Tomoyo creyó que las piernas de Touya eran el asiento perfecto, así que no dudó en colocar sus posaderas sobre su robusto cuerpo. Ya cómodamente sentada, al diseñadora empezó a hablar con su amiga.

“Hola, Sakura...”

“¡Tomoyo! Hola... ¿cómo ve todo por allí?”

“Fantásticamente...”

“Se te oye muy contenta...”

“Pues porque lo estoy...”

“Cuenta, cuenta... ¿es mi hermano la razón de esa felicidad?”

“Puede...”

“¿Cómo que ‘puede’? O lo es o no lo es...”

Tomoyo se rió suavemente, y miró a Touya, comunicándole con la mirada de que iba a decirle a Sakura sobre el cambio en su relación. Captando su silencioso aviso, Touya afirmó con la cabeza, recostando a Tomoyo sobre su pecho.

“Lo es...”

“¿Lo es..? ¡Lo es! ... ¡Sí!... Lo sabía, lo sabía, lo sabía... ¿Y qué pasó?”

“¿Cuándo?”

“Después de la fiesta, por supuesto... Quiero todos los detalles...”

“¿No será mejor si esperas a volver de tu luna de miel, de la cual deberías estar disfrutando al máximo en lugar de perder el tiempo hablando conmigo, y así ya te contaré las novedades con más tranquilidad?”

“No... quiero saberlas ya...”

“Mmm... está bien... Tu hermano se me declaró durante el baile...”, sonrió Tomoyo mientras acariciaba el pelo del susodicho con su mano libre, recordando vivamente la confesión de Touya. “Me besó... un beso espléndido, por cierto...” Touya se sonrojó ante tal comentario, prometiendo que agradecería su piropo espléndidamente cuando su hermana le permitiera colgar. “Y luego, después de que tirases el ramo, Touya y yo nos marchamos de la fiesta...”

Tomoyo que creía que dar ese tipo de información por teléfono fuera la manera más adecuada. Decidió omitir los hechos posteriores, pero Sakura era más lista de lo que había dejado vislumbrar...

“¿Y...?”

“¿Cómo que ‘y...’?”

“Hacerte la despistada en estos momentos no te va a servir... así que dime de una puñetera vez si mi hermano tiene un buen polvo o no...”

“¡Sakura!”, le regañó una escandalizada Tomoyo, que, al no tener a su amiga delante, tuvo que dirigir su mirada de incredulidad hacia Touya. El hombre no pudo hacer nada, excepto enrollar los ojos exageradamente.

“¿Lo es...?”

Carraspeando un poco, Tomoyo respondió la pregunta con un leve suspiro:

“Mmm... Sí... sí... lo es”

“¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía!”

“¿Debo recordarte que estás hablando de tu hermano?”

“Dios mío, sí... es repugnante... Saber que mi hermano es un as en la cama es lo último que necesitaba ahora mismo.”

“No me eches a mí la culpa”

“No te preocupes... ¿Te dolió?”

“No... Disfruté mucho...”, confesó.

“¿Has disfrutado más de una vez?”, se interesó Sakura.

“Sí... definitivamente sí...”

“Y ahora... ¿cómo van las cosas entre los dos?”

“Supongo que estamos muy bien...”, dijo misteriosamente, y Sakura pudo oír perfectamente como su mejor amiga recibía un dulce beso de su hermano. “Más que bien... puesto que, cuando regreses, enseguida te vestiré de dama de honor...”

“¿En serio?... ¿Touya te ha propuesto matrimonio?”

“Sí...”

“¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía!”

Y la conversación con Sakura terminó pocos minutos después... cuando Tomoyo le había contado detalladamente cómo su hermano le había pedido que se casara con él.

FIN DEL FLASHBACK

Y el anillo que Touya le había regalado dos noches antes, cuando estaban cenando solos en su nuevo salón, a la luz de las velas, sentados en el suelo y observando las luces de la calle.

FLASHBACK

“La cena te ha quedado estupenda, cariño...”, felicitó Touya a su prometida, que estaba sentada entre sus piernas, una copa de vino blanco en su mano, y sus dedos enredándose entre las hebras oscuras de su larga cabellera.

“Gracias”, suspiró Tomoyo, satisfecha, no sólo por la agradable enhorabuena, sino por el placentero sentimiento que la recorría siempre que Touya la tocaba.

Durante aquellas dos noches, ya instalados en la casa, Touya y Tomoyo habían disfrutado al completo de la intimidad que esas cuatro paredes ofrecían. Habían hecho el amor incontables veces, probando nuevas posiciones, experimentando nuevas sensaciones y extendiendo su conocimiento sobre las reacciones que estar juntos les provocaba.

Esa noche, Touya había estado conectando la televisión, cuando Tomoyo anunció que la cena estaba lista. Se sorprendió mucho al comprobar cuánto habían mejorado sus dotes en la cocina, y a modo de postre, quiso demostrarle detenidamente lo mucho que la cena le había gustado.

Ahora, medio desnudos y sentados en el suelo, apoyando su espalda en el sofá, Touya no encontró mejor ocasión para entregar a Tomoyo lo que había adquirido para ella.

Separándose de su cuerpo, Touya arrastró sus brazos hasta llegar al pantalón que había sido arrojado sobre el montón de ropa. Insertó la mano en el bolsillo izquierdo, agradeciendo que la pequeña caja de terciopelo no hubiera escapado de su escondite, y se la entregó a Tomoyo, que había mirado muy interesada a su prometido.

Al ver la cajita, Tomoyo cubrió sus labios con ambas manos, y sus ojos brillaron a causa de las lágrimas que se iban acumulando. Touya acercó más el bulto negro, instándola a que lo cogiera. Con manos temblorosas, al fin Tomoyo tocó la caja y la abrió lentamente...

Las suaves luces de la calle se reflejaban en la pequeña joya de oro blanco y diamante...

FIN DEL FLASHBACK

Y ese mismo reflejo era el que Tomoyo podía ver cada vez que movía su mano.

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Tomoyo sonrió al oír la voz de Touya resonar por toda la casa. Dejó la caja en el suelo y se dio la vuelta hacia la puerta, por la que ya entraba su futuro marido. Tomoyo se sintió desvanecer cuando Touya la alzó en vilo y la llevó hasta la cama, donde la recostó suavemente antes de cubrirla con su masculino cuerpo, totalmente dispuesto a hacer que Tomoyo se olviara de todo, excepto de él.

Tomoyo descubría una y otra vez lo que era el verdadero amor cuando Touya la hacía suya...

Notas de le autora:
Se terminó el penúltimo capítulo... Sólo queda uno. Espero que este os haya gustado...
Puedo volver a decir que, como siempre, mis intenciones nunca acaban cumpliéndose. Cuando escribía la primera escena pensaba: ‘vamos a hacer que sea un capítulo corto y dulce...’
Corto: lo dudo, pues doce páginas son más páginas de las que tenía pensadas escribir.
Dulce... Hay momentos dulces, eso no puedo negarlo...
Pero la pasión... Oh, la pasión...
Y también ha habido escenas melosas, y atrevidas, y graciosas...
Un reto: ¿Qué otros adjetivos podríais adjudicar a este capítulo?
El adjetivo que más me guste, puesto que yo voy a ser la juez, va a ser el ganador. Y como premio... pues no habrá premio. Pero puedo anunciar en mis notas cuál ha sido la palabra escogida por el jurado (o sea, yo). Límite de tiempo: hasta que publique el siguiente capítulo. (Para más información, continuad leyendo)
Y otro reto: dejad reviews porque el último capítulo, que ya está escrito y deseando ser publicado, no va a salir a la luz a menos que, de este capítulo, reciba diez reviews.
Así que ya lo sabéis...
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Mery